EN EL DÍA DE LA MADRE DOS CARTAS

Hacía tiempo que Juan Manuel de Rosas, después de casado, había abandonado el hogar paterno y se refugió en el campo. Al regresar siente y extraña el afecto de sus padres, que debía ser muy grande, cuando depone su altivez y resentimientos y dirige a su madre que le revela un buen hijo.

La carta dice:

Agosto 28 de 1819

Señora doña Agustina L. de Rozas

Mí amada madre:

De regreso del campo donde hace mucho tiempo me tenían mis muchos quehaceres, he sentido la necesidad, que todo hijo virtuoso tiene, que es el ver a los autores de sus días

Mucho tiempo hace que no llevo a mis labios la mano de la que dio el ser y esto amarga mi vida.

Espero que su merced, hechando un belo sobre el pasado me permitirá que pase ha pedirle la bendición, hirán conmigo mi fiel esposa, y mis caros hijos, también mis padres políticos  y toda la familia y volverán a unirse dos casas que jamás han estado desunidas.

Espero ancioso la contestación este su amante  hijo que le pide su Bendición

Juan M. de Rosas

Doña Agustina le contesta como madre resentida pero amorosa haciéndole con suavidad sus cargos al hijo, pero abriéndole los brazos.

La carta dice

Mi ingrato hijo Juan Manuel:

He recibido tu carta con fecha 28 de Agosto, este día tan celebrado en mi casa por mi marido, mis hijos y mis llerno, y solo tu el hijo mayor heres el que falta, el porque tu los sabrás, tus padres lo inoran.

Me dices que eres virtuoso, digo que no lo eres. Un hijo virtuoso no se pasa tanto tiempo sin ver a los autores de sus días, sabiendo que su alejamiento ha hecho nacer en el corazón de su Madre el luto y el dolor.

Me dices que un velo cubra el pasado, y que permita venir con tu fiel esposa, tus caros hijos, tus padres políticos  y toda su familia, y que buelban a unirse dos casas que jamás han estado desunidas.

Te digo en contestación ha estas palabras, que los brazos de tu madre estarán abiertos para estrecharte en ellos, tanto a ti como a tu esposa, hijos y familia.

Al  concluir ésta te Bendice tu amante Madre

Agustina López de Rozas

Edición: Rubén «Tito» García

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