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Día Internacional del Yaguareté

El 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Yaguareté, una fecha que busca celebrar a este felino también conocido como overo, pintado, tigre, uturunco, tiog, kiyoc y, en Argentina, yaguareté, que en guaraní significa “verdadera fiera”.

Declarada en 2018 por la ONU, la fecha recuerda el compromiso de proteger al felino más grande de la región, y su rol como especie indicadora del bienestar ambiental, al tiempo que busca generar conciencia sobre las amenazas que enfrenta.

Greenpeace recorrió la provincia de Formosa y documentó desmontes en cinco fincas. La organización ecologista asimismo denunció que, desde la sanción de la Ley de Bosques a fines de 2007, en lugar de disminuir, la deforestación allí se cuadruplicó, lo que afecta seriamente la supervivencia de los menos de 20 ejemplares de yaguareté que quedan en la región del Gran Chaco Argentino.
Originalmente, el yaguareté habitaba desde el norte de la Patagonia argentina hasta el sur de Estados Unidos. Debido a su amplia distribución geográfica, la misma especie es llamada de diversas formas, ya mencionadas, según la cultura y región en que habitaba. Sin embargo, su hogar y por ende su población, se están reduciendo: En la Argentina quedan menos de 250 yaguaretés, habiéndose extinto en Uruguay y El Salvador.

El Yaguareté como indicador de la salud ambiental
Es el felino más grande de la región y el tercero a nivel mundial, después del tigre de bengala y el león. Se considera una especie “indicadora” de la salud del ambiente, porque cumple una función importante en el mantenimiento de sistemas naturales que proveen de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar de la naturaleza y las personas. Por ello, su conservación y la de su hábitat protegen indirectamente a otras especies de flora y fauna, y asegura una naturaleza sana para las personas.

Además, es un predador tope, es decir, que se encuentra en la cima de la pirámide alimenticia. Esta condición, sumado a que requiere grandes extensiones de territorio para vivir, hace que sea una especie muy sensible a las alteraciones del ecosistema, e incluso llega a ser el primero en desaparecer cuando el hábitat se deteriora. Debido a ello, y la importancia que cumple para el ambiente y las personas, se trabaja tanto en su conservación y recuperación.

La fragmentación y disminución de su hábitat natural, debido al avance de los desmontes, y la caza furtiva, son las principales amenazas del yaguareté. Para poder sobrevivir, cada individuo macho precisa aproximadamente 40 mil hectáreas de bosque continuo (dos veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires) y en buen estado de conservación.

A pesar de los esfuerzos legales, la pérdida de su hábitat original en el país llevó a que en los 200 años se recluya en un alarmante 5% de su superficie original. A nivel global, los científicos estiman que los jaguares ocupan menos del 50% de su territorio ancestral.

Desde la aprobación de la Ley de Bosques en 2007, Argentina perdió un total nada menos que de 3.367.308 hectáreas de bosques nativos ,y aproximadamente el 75% de esa deforestación tuvo lugar en las provincias de Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero, donde el yaguareté fue declarado Monumento Natural Provincial.