Usan de pieza una de las casillas de la plaza 9 de Julio. Vea las fotos

Apenas asoma el sol, un grupo de chicos sale lentamente de una de las casillas que se encuentran en la plaza 9 de Julio. Lo que en principio funcionaba como casilla de informes, cuatro en total, se convirtió en habitación y baño público de los que deambulan por la plaza.

Hoy, un grupo de tareferos que llegó a Posadas desde Oberá decidió improvisar una habitación para pasar las noches. «Vinimos con nuestro padre a pedir limosna porque no tenemos para comer», dijo una de las niñas que no tiene más de 12 años.

A su lado, un hermanito sostiene una caja donde guardan el dinero que piden durante el día.

La plaza 9 de Julio se ha convertido en tierra de nadie. Un lugar emblemático de la ciudad que es ocupado por las protestas sociales, los aborígenes que pasan el día con sus pequeños hijos vendiendo artesanías o pidiendo para poder comer. A esto se suma el abandono y los fuertes olores que se sienten al pasar por el lugar.

En un principio se habilitó una casilla de informes turísticos de la Municipalidad local. Luego funcionaron quioscos y hoy es ocupada por gente que no tiene donde pasar la noche.

A pocos metros se encuentra la Iglesia Catedral, comercios y bancos.

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