Masacre de Hurlingham: «Yo sentí cuando la bala entró y mató a mi hijo»

El día que Diego Loscalzo desató la masacre de Hurlingham su concuñada, Mónica Lloret, estaba a punto de ser mamá de Mateo. El horror esa noche de domingo los atravesó a todos y recién hoy, después de dos semanas, la mujer que recibió seis disparos y perdió a su hijo, podrá declarar en la Justicia.

«Las heridas del cuerpo van sanando pero emocionalmente me cuesta muchísimo», admitió entre lágrimas Lloret y afirmó: «Fue una noche aberrante». Recordó que ya había empezado con contracciones y estaba acostada cuando Loscalzo les tocó el timbre. Tenía una clara intención de hacerlos salir de la casa a todos y para eso había ido con su coartada. «Dijo que Romina (Maguna) se había caído por las escaleras».

«Mató a sangre fría y arruinó a muchas familias».

A la primera que atacó fue a Juana, la mamá de los Maguna. Con ella tenía una obsesión particular. «Le dijo vieja de m… y le dio dos disparos», recordó. Después de eso siguieron segundos de miedo, confusión y muerte. «Le estaba pegando a mi hija y la quise defender». Eso le costó los dos primeros disparos que la tiraron al piso. Ya herida e indefensa, le disparó otras tres veces.

«Él mató a mi hijo», sostuvo con firmeza y se lamentó: «Un instante antes mi hijo se movía adentro mío».

«Nosotros no tuvimos privilegios», manifestó. Para Lloret el asesino siempre había mostrado un carácter posesivo pero descartó rotundamente que estuviera loco. «Es mentira que se quiere matar».

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