«Que demuestren la corrupción y voy caminando a la comisaría»

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva rechazó las acusaciones de corrupción y lavado de dinero de la Fiscalía, en un irónico y largo discurso que dio en San Pablo.

«Estoy hablando como un ciudadano indignado», declaró Lula y calificó las acusaciones de corrupción en su contra de «mentira» que se propone «acabar» con su vida política, como epílogo a la reciente destitución de su sucesora Dilma Rousseff.

De acuerdo con el expresidente de 70 años, que fue acusado de ser el «máximo comandante de la red de corrupción en Petrobras» por el fiscal Deltan Dallagnol, la Fiscalía no presentó ninguna prueba en su contra y sólo lo acusó con base en «convicciones» de los fiscales y para satisfacer el «odio» de las élites brasileñas.

«Tengo la conciencia tranquila y estoy de buen humor. Me conozco, sé de dónde vengo, sé a dónde voy, sé quien quiere verme afuera y quien quiere que vuelva», dijo.

El expresidente se emocionó hasta las lágrimas cuando recordó, con la voz quebrada, la que considera su «mayor conquista»: la del derecho para todos los brasileños «de andar con la cabeza erguida».

Además, aseguró que el PT fue el partido que más hizo para fortalecer las instituciones brasileñas y luchar contra la corrupción con leyes como la de Acceso a la Información.

 

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