Ley Justina: ahora todos somos donantes órganos

La familia de la nena de 12 años que el año pasado falleció en lista de espera impulsó la iniciativa, que ayer se convirtió en Ley. 

Cuando Justina Le Cane entró primera en la lista de espera para un corazón en el Incucai, en agosto de 2017, le pidió a su familia iniciar una campaña para concientizar sobre la importancia de la donación de órganos. Su papá, Ezequiel, la ayudó a crear la campaña «Multiplicate por Siete» que se viralizó con el hashtag #LaCampañaDeJustina. «El concepto detrás del nombre es que si uno es donante, su vida se multiplica por siete al momento de partir», habían explicado.

La campaña que impulsó Justina aumentó el número de inscriptos como nunca antes: de 80 por día se pasó a 330 en los últimos cuatro meses de 2017.

Su muerte mientras esperaba por un corazón que pudiera salvarle la vida conmovió al país entero, y sus papás continuaron más firmes que nunca en busca de lo que tanto quería su hija: ayudar a todos los que están en una situación como la que estuvo ella.

En la actualidad, existen más de 11 mil personas que aguardan por un trasplante. El pedido que impulsaron los papás de Justina fue sancionar una ley para que todos los argentinos, mayores de 18 años, sean donantes de órganos salvo aquellos que manifiesten expresamente lo contrario.

«Justina nos sigue pidiendo que ayudemos», había expresado visiblemente emocionado Ezequiel Lo Cane, el papá de la nena de 12 años que en noviembre del año pasado murió a la espera de un corazón, que nunca llegó. Hubo una luz de esperanza cuando los papás de Abril Bogado -la nena también de 12 años que murió en un intento de robo- decidieron donar el corazón de su hija para salvar a Justina, pero no resultó compatible.

Es que la norma todavía vigente (Ley 24.193) asegura que «todos los mayores de 18 años son donantes presuntos». Esto significa que en la instancia final es la familia del fallecido quien decide si se concreta o no la ablación, lo que provoca que muchos órganos finalmente no sean donados y quienes están en lista de espera no los reciban.

Otra de las confusiones que generaba la todavía ley es en torno al registro. Las personas que en algún momento expresaron su voluntad de donar no están efectivamente anotados por una falta de cruce de información con el Incucai (Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante).

En este marco, la familia de Justina junto al senador Juan Carlos Marino presentaron en el Congreso de la Nación una nueva norma que ya ingresó al Senado.

«El proyecto busca cambiar el paradigma sobre trasplante de órganos en la Argentina ya que, de prosperar, todos seremos donantes salvo que manifestemos nuestra voluntad en contrario y no sea necesario consultar a ningún familiar para confirmar o rechazar esa decisión», aseguró el legislador.

El proyecto que Diputados convirtió en ley este miércoles contó el apoyo de varias Fundaciones, ONGs, médicos del área de trasplante, padres, madres, familiares y amigos de personas en espera de trasplante.

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