La comunidad mbya guaraní Chafariz clama por falta de agua

Los habitantes de la comunidad padecen desde hace ocho meses la falta de agua. Hace más de un mes la empresa de perforaciones retiró la bomba y no hubo más noticias en la comunidad integrada por 26 familias, entre las que hay unos 50 niños y niñas.

«Estamos desesperados viviendo así desde hace mucho tiempo. Yo bajo y subo por el cerro varias veces cargada de ropa para lavar en el arroyo, y después también para buscar agua para nuestro consumo. A veces bajamos temprano y volvemos a la tardecita, se nos va todo el día; pero hacemos ese sacrificio porque necesitamos el agua, que con este calor no se puede estar», contó Laura Noemí Duarte, es una de las madres.

Otro de los damnificados es Irio Franco, que también sufre las penurias de bajar hasta la vertiente y después subir para transportar los bidones con agua. «Lamentablemente estamos condenados a sufrir esto, porque los que tienen que resolver nuestro problema de falta de agua no lo hacen. La gente de la empresa de perforaciones se llevó la bomba y, quedaron los caños todos tirados y nosotros seguimos sin agua», dijo.

Desde hace un par de meses las familias están esperando una solución, pero por ahora nada. «Hace ocho meses que no funciona más el pozo que teníamos. El tanque y la canilla están nuevos. Vino el personal de la empresa, desarmó y se llevó la bomba, y hasta ahora no tenemos noticias. Nosotros no podemos vivir así, entonces, le pedimos a los responsables de proveernos agua una urgente solución; con este calor no es fácil.
Tenemos que ir hasta abajo a buscar el agua, las mujeres lavan la ropa allá, y cargan más de 30 o 40 kilos, y después traer a lomo. Estamos sufriendo todo este tiempo sin agua, así que pedimos a la gente que se mueva, porque en la comunidad hay muchos chicos que se nos enferman», reclamó Franco.
Además de la carencia de ese derecho humano para el uso diario, los mbya guaraní necesitan agua para sus plantaciones que no pueden abandonar porque sobreviven gracias a ellas, una razón más para reclamar una solución.
«Cuando llueve juntamos en baldes; pero ese agua que no es buena, no le podemos dar a la gurisada porque se enferma. Suele haber chicos con fiebre, diarreas vómitos y ulceraciones en la piel, con el agravante de que los promotores de salud sólo vienen hasta nuestra comunidad una vez por mes», advierten.

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