El mate de la Vergüenza

En la provincia de Misiones, por estos días  se vive un escenario muy crítico con el producto que nos representa a nivel país, y que inclusive ha traspasado las fronteras. La yerba mate, lamentablemente  es sinónimo  de explotación laboral,  situaciones irregulares y dependencia del patrón a la vieja usanza del mensú.  

Hoy, los sectores productores piden que se pague los $ 5,10  que se acordó en la mesa yerbatera. Y  los tareferos, solicitan  que les abone lo que corresponde,  así como la representatividad dentro del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).

Productores que dialogaron con Argenta Multimedios, aseguraron que «el problema se acentúa por la falta de controles». La situación se viene agravando  y amenazan con llevar el reclamo a nivel nacional de no recibir respuestas en la provincia con un gran «Yerbatazo».  

 En la jornada del martes los tareferos decidieron tomar el edificio de la Municipalidad de Oberá, cansados de reclamar que se escuchen sus pedidos.

Históricamente nuestros representantes incluían en sus discursos, el estar orgullosos con la Provincia en la cual la yerba era y es el producto que nos representa, inclusive en el mundo. Pero muchos hablan y pocos hacen, muchos  funcionarios cobran abultados sueldos pero pocos, o casi nadie, se ocupa de luchar por los trabajadores tareferos.  Aquí hay una realidad que nadie quiere ver o “hacen la vista gorda”, que hay familias enteras que viven de su trabajo, cosechando en los yerbales, la mayor cantidad para poder así juntar la plata para mantener a los suyos.

Muchos de ellos ya vienen de familias de tareferos, trabajo o explotación que se hereda de generación en generación.  Y la historia continúa, con niños con hambre, sin poder continuar con sus estudios, porque cuando crecen y pueden, sus padres ya los llevan a ocuparse en la cosecha. Y hay un patrón, que a la vieja costumbre, lo que hace es mantener al empleado sometido a un régimen de endeudamiento,  sin poder salir jamás. Porque  todas las provistas,  se provee del  almacén  del patrón.

Y mientras sigue el sistema de explotación, los otros componentes de esta cadena de producción se enriquecen cada día más.  ¿Hasta cuándo  vamos a seguir viendo a pequeños con hambre en nuestra provincia?  ¿Cuándo dejaremos de ver a tantas familias que llegan hasta la Capital provincial pidiendo ayuda al gobierno para poder paliar  un poco su situación?  Y no digan que para eso hay un Instituto que se ocupa y que debe trabajar por el bienestar de toda la familia yerbatera como el INYM. Lo único que hacen estos directores, es ocupar cargo sin ningún tipo de interés por los sectores más vulnerables de esta cadena de producción.

Se habla de familia yerbatera, pero todo está muy lindo cuando van hacer campaña en distintos sectores del país, promocionando la provincia, o en otros países, llevando yerba y otros productos nuestros, pero sin pensar que aquí en el interior de la provincia hay tareferos  que no tienen lo necesario para brindar a sus chicos que va a comenzar las clases. Que hay hombres y mujeres que trabajan la tierra para producir la yerba, por sueldos que no le alcanzan ni para llegar a cubrir la olla hasta fin de mes, si es que le pagan en término.

Esta situación no es nueva, y si se quiere el término es de siempre, en la cual el tarefero eternamente es víctima del sistema de explotación.  En el 2013 ocurrió un accidente en Aristóbulo del Valle, precisamente en el Salto Encantado. Un camión que transportaba a trabajadores de la yerba volcó y dio como resultado 8 personas fallecidas, entre ellos varios  menores. Fue en la ruta provincial 220 y en el mismo vehículo viajaban 9 chicos.   Esto mostró la precaria situación laboral que padecen las personas que se desempeñan  en la cosecha.  Donde deben llevar a sus chicos a trabajar porque lo que gana no le alcanza.

Cada representante tiene la razón o su verdad con respecto a un mismo tema, los productores, los molineros, los secaderos, los empresarios, a todos les falta plata, lo que cobran  no les alcanza. Sin embargo, son los que más se llevan de la gran torta de yerba que produce la provincia.  ¿Y los tareferos?  Ellos siguen sumergidos en la pobreza y la  ignorancia, “pa que vá aprender, si  para tarefear no  necesita de estudio”, expresaría más de uno.

Muchos,  de los que viven en la zona más urbana, jamás conocieron ni va a conocer como es en realidad la vida de aquellos que la trabajan y  producen  la yerba mate.  Pero más allá de lo hermosa  que es nuestra provincia, con sus verdes y tierra colorada, hay una vida sacrificada, de  personas que hoy reclaman y  que no reciben respuestas.

ASH 

 

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