Colonia Polana: Deficiencias en salud, cobertura social y falta de caminos

En el pequeño poblado de Gisela, Municipio de Colonia Polana, casi 300 familias están completamente abandonadas por el Estado provincial y Municipal.

La mayoría reclama por la deficiente atención de la salud: falta de profesionales médicos, insumos y ambulancia; además requieren atención social, y como están alejados a 22 kilómetros de la zona urbana, tienen dificultades para llegar hasta el pueblo por el pésimo estado de los caminos.

Es el caso de la familia de Teresa y José Miranda, con uno de sus hijos, de tres años, que padece hidrocefalia. Tiene una válvula en la cabeza y una traqueotomía. Los médicos que lo operaron en el Hospital de Posadas, recomendaron que viva en una habitación especial, y disponga de un baño instalado, y no una letrina como la que hay en su precaria vivienda.

«El chiquito tiene hidrocefalia y otros problemas. Por lo delicado de su válvula, los médicos aconsejaron que esté en una habitación especial, resguardada y con baño instalado. Pidieron ayuda a la Municipalidad -a cargo de Antonia Medina (FR)- pero sólo le hicieron una pieza de madera de tres metros por dos, sin ninguna base, apoyado sobre tablones. El baño está sin terminar, apenas construyeron tres paredes, y tampoco lo asistieron con los cuidados que requiere la patología».

Dentro de un tiempo Samuel debe ser a operado nuevamente para cambiarle la válvula, y los padres están muy preocupados. «Ya hicimos las gestiones con las autoridades de Salud Pública para ayudarlo; y también con el Iprodha; pero vemos en la jefa comunal de Polana, una absoluta inacción después de tantos años en el gobierno», expresó el legislador.

Y como si la familia no tuviera bastante problemas, hace cuatro meses le suspendieron el subsidio por discapacidad de Samuel. «No sabemos por qué, pero de golpe no apareció más esa plata, y nadie nos explicó. Estamos esperando solucionar primero lo de la operación; la construcción de la pieza y el baño instalado, y después nos vamos a ocupar de eso.
No sabemos cuantos días puede estar internado en Pediatría, y no está fácil la cosa porque tenemos otros cinco hijos varones, dos chicas, y una nieta de las que también hay que ocuparse», resaltó con pesar.
Años de gobierno en manos de la misma familia

La Municipalidad de Polana, del Departamento San Ignacio, tiene 1300 habitantes y está administrada desde el 2015, por Antonia Medina (FR), esposa del ex jefe comunal, Raúl Núñez que estuvo antes durante tres mandatos, mientras las familias siguen empobrecidas.

La hija del matrimonio comunal es Jueza de Paz sin tener los estudios requeridos, y el hijo maneja y explota el 80% de los yerbales del pueblo, con tareferos y pequeños productores trabajando en condiciones paupérrimas.

Roberto Portillo, es otro vecino que participó en la reunión con el diputado Sereno, en la que las familias contaron las necesidades que padecen en Colonia Gisela.

«Estamos sufriendo porque no tenemos medios ni caminos en condiciones para trasladarnos, y la atención en la salud es deficiente. Nos sentimos totalmente abandonados, hay un CAPS, pero dependemos de los pocos horarios, y de una sola enfermera; los días feriados, o en las vacaciones quedamos colgados. Es muy complicado porque tenemos que atravesar 22 kilómetros para llegar al pueblo en busca de soluciones. Somos gente sin recursos», afirmó Portillo.

Las familias están dolidas por tanta desidia de la Comuna, donde reclaman atención sanitaria permanente, que haya más médicos y más enfermeros. Exigen una ambulancia que las autoridades municipales manejan discrecionalmente. También se quejan porque el Municipio no arregla los caminos.

Chicos desnutridos

En la reunión realizada en Gisela también se hicieron escuchar María Portillo y Mirta Avellaneda, dos mujeres que viven desde siempre en la colonia. Mirta padece epilepsia, tiene dos hijos: Franco, de diez y Yamilia, de tres años, que están con bajo peso, desnutridos.

María graficó la situación de hambre de su vecina y sus hijos porque muchas veces no tienen para comer. «Cuando podemos le damos una mano; pero ella necesita ayuda para criar a sus hijos. Está cobrando la Asignación Universal por uno de los chicos, pero son tres y apenas pueden comer. A veces tiene ataques de epilepsia, dos o tres veces por mes, y no hay médico para atenderla, ni quien le consigan los medicamentos. Cuando sufre un ataque la calmamos con remedios caseros, agua fría, o agua de naranja hasta que se recupera», resaltó.
María Portillo admitió que todos los vecinos tienen necesidades; pero solidaria con su vecina, opinó que la situación de Mirta y sus hijos es más urgente porque carecen de contención médica y social.

«Los chicos con bajo peso no pueden ir a la escuela por falta de recursos; el año pasado el más grande tuvo que abandonar, y con lo poco que cobra no le alcanza para comprar los útiles, ni para alimentarlos. Pido por favor que los ayuden. Siempre que puedo hablar con la enfermera, o con la intendenta les digo que atiendan su situación; pero todo queda ahí», indicó la mujer.

Mirta Avellaneda no sabe leer ni escribir, y no se acuerda cuántos años tiene. Lamenta que este año no podrá mandar a la escuela a su hijo Franco. «Mi salario es muy poco, no alcanza para nada. En casa vivo con tres chicos, el mayor tiene 18 años, y tampoco estudió. Somos cuatro bocas para alimentar, y hay días que no tenemos para comer, y para mi enfermedad no me dan remedios ni me atiende ningún médico», contó la mujer.

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