Carolina Pavón: «Le suplico a Macri que me ayude»

La misionera que se encuentra retenida en Egipto habló con Tardes Argenta acerca  de la reunión que mantuvo con el cónsul argentino Facundo Meli y el embajador Argentino, quienes se pusieron al tanto de su situación y a disposición para realizar todas las gestiones necesarias para que la montecarlense pueda regresar al país.

«Lo importante ahora es levantar la restricción que me hizo mi esposo y lograr salir del país, ahora queda presentar ante la Justicia egipcia dentro de una semana un pedido de excepción para volver, debido a que no habrá actividad en los tribunales egipcios por la Festividad del Sacrificio».

«Esta fiesta dura hasta el próximo domingo, así que sólo el lunes 19 la Embajada va hacer una petición a la autoridad competente para que, por favor, hagan una excepción conmigo y me dejen salir debido a mi situación de precariedad».
Pavón contó que le mandó una dirigida al presidente Mauricio Macri. «Le suplico que me ayude a salir de acá, que me asista. Yo acá no tengo nada, no puedo salir ni ver a mis hijas», dijo angustiada.

 

La carta a Macri

 

Excelentísimo Sr. Presidente de la República Argentina,

Sr. Mauricio Macri,

S / D

 

Quien subscribe Carolina Ester Pavón, ciudadana argentina, tengo el agrado de dirigirme a Ud. a fin de suplicarle interceda en mi situación, la cual es de público conocimiento. En mi caso, la ayuda humanitaria resulta ser el mecanismo idóneo, único e indispensable para enfrentar esta extrema condición de fragilidad en la que me encuentro.

Como condición me refiero a mi estado de encontrarme privada de libertad de movimientos, especialmente de salida de la República Árabe de Egipto. Y con miedo de circular dentro de la misma, porque mi esposo Mahmoud Mohamed Mahmoud Ahmed Tarfa podría con todo el derecho que las leyes de este país le otorgan, de retornarme al hogar del que he hecho abandono por maltratos físicos y psicológicos.

La vulnerabilidad y precariedad de mi estado desde el punto de vista jurídico, institucional, social y económico es crítico en el país donde me encuentro sin poder salir. Por ello, le suplico encarecidamente a Ud. Sr. Presidente Macri, como representante máximo de mi Nación Argentina, tome asistencia de mi caso conjuntamente con los organismos nacionales competentes, quienes poseen toda la experiencia y el poder necesarios para disponer el funcionamiento de los mecanismos de ayuda legal, asistencial y de seguridad indispensables en mi condición de precariedad y sufrimiento en un país del que poseo la nacionalidad adquirida por matrimonio, pero cuya posición es de innegable desigualdad al estar encerrada en este país y no poseer familia, sin posibilidad de solvencia económica (trabajo), vivienda propia, etc. Y todo esto sumado a que no pude ver a mis hijas por casi ya un año, y sin mantener el contacto directo, aunque fuere esporádico, que había sido la única razón por la cual decidí quedarme en Egipto hasta terminar el juicio del divorcio y luego pedir el derecho de visita, para poder irme a Argentina con papeles legales que me facilitarían sostener una relación libre y segura con mis hijas Mariam Banseeh Mahmoud Tarfa (argentina, DNI 46301928) y Yuliana Mahmoud Tarfa (argentina por opción, DNI 48976208).

Me encuentro en un extremo estado de angustia, pánico, con insomnios, pesadillas, depresión, desesperación, dolor, tristeza, llantos, miedos, desgarramientos, sensación de persecución (por las amenazas recibidas por la familia de Mahmoud, que lamentablemente no grabe en sus momentos) y desamparo. Aun cuando la Embajada Argentina desde el minuto cero estuvo caminando todo el proceso conmigo, y vivo con una familia que me tratan como integrante más de ellos, necesito retornar a mi hogar para reconstruirme como persona, y desde allí, ya con una postura fuerte mental y emocionalmente ver como restablecer el vínculo con mis hijas.

Deseo aclarar Sr Presidente, que yo no albergo resentimiento alguno hacia este maravilloso país de Egipto que ha sido mi hogar por más de una década. Mi conflicto es únicamente con mi esposo, pero tengo plena consciencia de que él actúa como lo hace porque proviene de otra cultura, de un contexto diferente al mío, y con las limitaciones de pensamientos dogmaticos propios. Pero esto no justifica que yo tenga que soportar por lo que estoy padeciendo. El objetivo no debe ser dispersado, y es mi derecho a regresar a mi tierra, junto a mi gente. Aquí no hay lugar para caprichos, egoísmos y resentimientos de haber sido abandonado. Aquí todos perdemos, y yo la que más. Pero estoy intentando con toda las fuerzas que me quedan de aceptar mi parte, que será retornar a casa (mi Argentina) con los brazos vacios. Sin mis bebes. Como una amiga uruguaya funcionaria me dijo en su momento: “Las personas NO TE HACEN MALDADES, VOS DEJAS QUE TE LAS HAGAN. ES TIEMPO DE PONER UN PUNTO”. Intente hacerme cargo de mi parte en esta historia y solucionar mi problemática retirándome de ese hogar absolutamente nocivo, desde ya casi un año, pero ahora sé que solo la intervención del Estado Argentino podría ayudarme. Habrá tiempo luego, espero, para que Mahmoud sane, por el bien de él, y fundamentalmente por el de nuestras hijas que en sus manos quedaran.

Se lo ruego muy humildemente, desde el punto de vista de la garantía de los derechos humanos a la Salud y a la Vida. Es imperioso que Ud. Sr. Presidente, apele a los mecanismos de ayuda humanitaria pues es más que evidente mi condición de precariedad y sufrimiento.

Quedando mi inquietud y pedido notificado, aprovecho para agradecer a la Sra. Gabriela Uriburu y a su Fundación, quienes están haciendo todo lo posible para que mi caso lo tome Ud. Sr. Presidente.

Son millones de personas que atraviesan por estas circunstancias, y estas familias multiculturales están necesitando las gestiones de los Estados de todos los países, para poder conformar un mundo de fraternidad y de paz. Del cuidado de todos. Sr. Presidente, que mi situación, mi padecimiento, lo anime a Ud. a ser un ABANDERADO POR UN MUNDO MEJOR, DONDE TODOS TENGAMOS DERECHOS Y LUGAR.

Sin otro particular, y esperando recibir una respuesta favorable para todos, lo saludo con la consideración más distinguida.

Carolina Ester Pavón

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